Buscando la forma de desentrañar cómo transformar los obstáculos en oportunidades efectivas, el podcast “Construyendo el Futuro” del Grupo Mirgor, enfocado en estimular conversaciones sobre retos corporativos, invitó a la experta Silvia Torres Carbonell para debatir sobre esta temática esencial.
Silvia Carbonell, una contadora pública de corazón emprendedor, lidera el Centro de Entrepreneurship y ejerce como profesora de Entrepreneurship e Innovación en los Programas Master y Ejecutivos del IAE.
Su entusiasmo por el emprendimiento es contagioso, y dedica gran parte de su tiempo a promover y difundir conocimientos que apoyen esta valiosa actividad.
Emprendiendo en la Volátil Argentina
La experta abordó los temas vinculados, en principio, al gran tema: los desafíos de emprender en Argentina, un país cuyas condiciones parecen ser siempre complejas e impredecibles.
No obstante, la perspectiva de Carbonell difiere bastante de esta visión sombría. Para ella, las crisis son más que problemas; son oportunidades esperando a ser aprovechadas.
Con más de dos décadas de experiencia trabajando con emprendedores que aportan valor, generan empleo e innovación, la especialista ha sido testigo de innumerables crisis y fluctuaciones económicas. Y a pesar de todas las adversidades, ha observado una característica innata en los argentinos: un espíritu emprendedor resiliente que prevalece “a pesar de”.
Las investigaciones comparativas a nivel global respaldan esta afirmación. Los argentinos parecen poseer una capacidad natural para sortear las crisis y tomar riesgos.
A pesar de los innumerables obstáculos, los emprendedores argentinos siguen apostando por sus sueños y trabajando por materializar sus visiones. Esta actitud frente a la adversidad es prueba de que, en el emprendimiento, los problemas pueden, de hecho, convertirse en oportunidades.
Identificando los obstáculos en el sendero emprendedor
El núcleo de un ecosistema emprendedor próspero radica en los propios emprendedores, quienes con su pasión, formación, entusiasmo, esfuerzo y voluntad de invertir, son los verdaderos actores del juego.
No obstante, necesitan un ecosistema que los respalde. Esto implica que las grandes corporaciones comprendan la importancia de su apoyo, y que las políticas públicas alienten, fomenten e incentiven el emprendimiento.
Sin embargo, todavía queda mucho por hacer en este sentido, y estos desafíos pendientes representan las “piedras” en el camino del emprendimiento.
El dilema mayor: ¿Cuál es?
De acuerdo a Carbonell, la deficiencia más significativa en Argentina radica en las políticas públicas.
Emprender es intrínsecamente arriesgado, y a esto se le suma la inflación, la economía inestable, y otras variables adversas.
Otro desafío para los emprendedores argentinos es el acceso a financiamiento adecuado para llevar a cabo un proyecto rentable.
La especialista recuerda que antes de 2019, hubo un enfoque más propenso a promover el emprendimiento, pero cesó.
Por otra parte, indica que otro de los obstáculos que se plantea es cuando se restringe a los emprendedores a operar a nivel global, ya que lo deseable es que piensen a escala mundial, no solo local.
¿Todo individuo puede convertirse en emprendedor?
Carbonell está convencida de que el emprendimiento se trata principalmente de una actitud, no una aptitud, y no tiene relación con la personalidad.
Basándose en su experiencia, ha interactuado con una amplia gama de personalidades y está convencida de que todas comparten una “actitud” común: la visión del cambio como una posibilidad real.
El emprendedor identifica un problema, se apasiona por él y busca todas las soluciones posibles. A su entender, no todos pueden ser emprendedores, pero todos deberían adoptar esta actitud en su campo de acción.
Emprendedores vs. Autónomos
Frente a la cuestión “¿Puede uno ser emprendedor y autónomo al mismo tiempo?” Carbonell responde afirmativamente, destacando que incluso se puede emprender manteniendo una relación laboral dependiente.
Se trata de aquellas personas capaces de identificar problemas y visualizar nuevas y mejores formas de resolverlos.
Según ella, emprender puede traducirse en ser autónomo, ya sea estableciendo tu propia empresa o colaborando con otros. Aconseja enfáticamente: “Lo ideal es hacerlo en compañía. No emprendas solo, un socio puede ser un apoyo significativo”.
Además, enfatiza que, aunque no todos los emprendedores se convierten en grandes empresarios, todos los empresarios han comenzado como emprendedores.
En el escenario actual, no existe garantía de permanencia, dado que siempre puede surgir un emprendedor disruptivo que amenace la continuidad de las empresas existentes.
El panorama: ¿Cómo se encuentra Argentina?
En cuanto al panorama emprendedor en Argentina, Silvia plantea una dicotomía interesante. Mientras que algunos brindan apoyo durante los inicios de un emprendimiento, otros demuestran resistencia, a menudo por temor a cómo serán percibidos socialmente como empresarios. Esta tensión social, según Silvia, es un gran desafío.
Un dato revelador es que más del 65% de los ciudadanos prefieren las empresas públicas a las privadas, a pesar de que los países que más avanzan suelen ser aquellos que valoran la iniciativa privada.
Silvia cuestiona la estigmatización del empresario, especialmente cuando es la iniciativa privada la que a menudo genera empleo, un rol que, según ella, debería ser reconocido y respaldado por el Estado.
Reflexionando sobre la historia del país, Silvia destaca que los empresarios han sido fundamentales para la construcción de Argentina. La impresionante cantidad de pequeñas y medianas empresas que surgieron y que hoy son motor de la economía del país demuestra el poder del espíritu emprendedor.
Son estos extraordinarios emprendedores quienes ahora lideran empresas que generan una gran cantidad de empleos.
¿Dónde sucede el quiebre?
Silvia Carbonell sostiene que no hay una metamorfosis intrínseca que convierta al emprendedor en un empresario ‘malo’. Si alguien es buena persona como emprendedor, lo seguirá siendo como empresario. Según ella, el problema es la estigmatización ideológica de los empresarios en Argentina, en contraste con países más desarrollados donde se valoran y cuidan.
Ve a Israel como un modelo de emprendimiento, donde desde la cuna se fomenta la globalización, la exportación y la adopción de tecnología.
La especialista predice que todas las empresas serán tecnológicas en algún momento, enfatizando la importancia del acceso a la tecnología y a los mercados internacionales sin restricciones.
A pesar de la situación actual, la experta celebra la proliferación de proyectos increíbles en diversas industrias. Asegura que los inversores extranjeros buscan al emprendedor argentino por su habilidad para superar crisis y sortear obstáculos, un rasgo que ella define como resiliencia.
El tiempo que toma a un emprendedor alcanzar el equilibrio varía según el sector, pudiendo tardar al menos dos años. Una vez identificado el problema, es necesario desarrollar la solución y luego dedicar tiempo a su expansión.
Silvia destaca el auge del emprendimiento en el sector agropecuario, impulsado por la tecnología como un faro a seguir. También señala el crecimiento en biotecnología, e-commerce y educación, así como en turismo y gastronomía, que han resurgido tras la pandemia.
En el ámbito de la salud, se están realizando grandes esfuerzos para mejorar los servicios.
Para concluir la experta recalca el incremento de las mujeres emprendedoras, a las que ella personalmente se esfuerza en incentivar y apoyar.
Resume el camino del emprendedor en un camino que recorre la identificación del problema, la formación de equipos, la búsqueda de financiación creativa y la creación, producción, entrega y captura de valor. La clave, según ella, no es empezar con ideas, sino con problemas.