Para el filósofo Tomás Balmaceda, el principal desafío para las organizaciones es aprender a comunicarse con sus clientes. En su opinión, las claves pasan por la personalización y la relevancia de los contenidos.
En la actualidad, las redes sociales y la tecnología son parte integral de la vida cotidiana de las personas. Desde el momento en que nos despertamos hasta el momento en que nos acostamos, estamos expuestos a la tecnología y las redes sociales. Pero, ¿cómo han cambiado estas herramientas la forma en que vivimos y pensamos?
Sobre estos temas conversó el filósofo Tomás Balmaceda en el podcast Construyendo el Futuro, un espacio pensado por Grupo Mirgor para construir diálogo sobre distintos aspectos que hacen a su negocio con referentes y especialistas sobre los temas en los que se enfoca la actividad de la compañía.
“En el mundo actual, todo está entrelazado. En el siglo XX, el trabajo, la familia y las amistades se consideraban compartimentos estancos. Hoy en día, las redes sociales han creado una conexión constante entre las empresas y los consumidores”, explica. En ese sentido, plantea que hoy es más difícil distinguir entre la vida real y la que se muestra a través de medios digitales.
Mirgor convocó a Balmaceda a su ciclo de podcast para brindar una perspectiva filosófica de las redes sociales. Desde ese lugar, el filósofo destacó que las redes pueden distorsionar la vida real de las personas en diversos sentidos. “Efectivamente -sostiene- todos somos narraciones. Nuestras identidades son pequeñas historias que nos contamos. Las redes sociales son un nuevo tipo de recorte, aunque no creo que sea posible crear un personaje muy distorsionado de lo que uno es en realidad a lo largo del tiempo”, reflexiona.
La digitalidad y las marcas
En cuanto a las organizaciones, su desafío es aprender a comunicarse con sus clientes. El especialista considera que uno de los mayores desafíos para los comunicadores y las empresas hoy en día es adaptarse al entorno digital. Una parte fundamental de esa condición son los algoritmos, que influyen en la experiencia del usuario de distintas maneras, como la personalización de contenidos y anuncios recomendando contenido basado en sus intereses, historial de búsqueda y comportamiento en línea. “La gente tiene cada vez menos tolerancia a recibir contenidos que no estén acordes con sus opiniones o intereses”, asegura Balmaceda y agrega que “en medio de tanta información y propuestas, el otro desafío es que esos contenidos sean relevantes para el que los recibe”.
Pero, ¿cómo hacer para captar la atención del consumidor? Desde su punto de vista, es importante enfocarse en el proceso que sigue el usuario desde que muestra interés por un producto o servicio hasta que finalmente decide comprarlo. Lo compara con la expresión “the trip”, que se usa en marketing para graficar “el viaje” que hace la persona (a través de búsquedas en Internet, lectura de opiniones y recomendaciones en redes sociales). Para lograrlo, recomienda tener una escucha activa, con herramientas de análisis y monitoreo que les sirvan a los especialistas para entender qué atributos están asociados a una persona o marca.
Claro que es un trabajo que demora meses en arrojar resultados, pero para Balmaceda, encontrar la respuesta “es exactamente la característica que vuelve a tu producto único para ese usuario, y se siente tan identificado que lo va a querer compartir con su comunidad”, asegura.